Mucho ha vivido el Mónaco desde aquel entonces. Pasó de tocar el cielo con los dedos, a hundirse en el más profundo de los fangos, el descenso a la Ligue 2.
Ese revés pasó factura a los del principado. Mantuvo el tipo el siguiente año, aquellas temporadas de dominio inapelable del Olympique de Lyon (campeón entre 2001-02 y 2007-08 sin rival), pero entonces entró en barrena.
Décimo, noveno, undécimo, duodécimo, undécimo de nuevo y octavo. Era un espejismo. La leve mejoría que muchos experimentan antes de fallecer.
En la temporada 2010-11 el Mónaco tocó fondo, fue decimoctavo y descendió a la Ligue 2. Pasó dos años en el 'infierno' y tras firmar una excepcional temporada (en su primer año en segunda fue octavo), ascendió directo como campeón de la Ligue 2.
Desde entonces, el Mónaco ha peleado por convertirse en la alternativa al nuevo dictador de Francia, el PSG.
Parece que este es su año. Los parisinos están fuera de la Champions y por detrás en Liga: el Mónaco está en las semifinales de la máxima competición continental de clubes y mandan en la Ligue 1.
La fórmula, una buena mezcla de juventud y experiencia en su plantilla, y el toque de Jardim. Un cóctel que ha permitido al Louis II volver a vivir una noche mágica en Europa. Algo que no se veía desde hace más de una década. Desde casi el siglo pasado. El milenio pasado. Enhorabuena.