Cuesta imaginar un mundo sin Messi ni Cristiano Ronaldo jugando. Pero para ellos también habrá un final. Y cuando no estén, el báculo del fútbol recaerá en nuevas figuras. Bale parece destronado hoy en día; la afición y las marcas de publicidad ven en Neymar el heredero natural. Pero Mo Salah sigue creciendo a unos niveles extraordinarios. Y que le pueden colocar a la altura de los mejores.
Puede que a día de hoy no esté para discutirle el Balón de Oro. Sin embargo, actualmente mejora sus números y está el número en la lucha por la Bota de Oro.
El partido que completó contra el Watford se le ha visto a Messi en algunas de sus grandes ocasiones. Por decisivo. Por oportunista. Por estético. Por hegemónico. Por demoledor. Si dicen que Messi es Dios, Salah fue Alá.
Aunque en sus orígenes le colgaron la etiqueta del 'Messi egipcio', es esta temporada cuando se está haciendo acreedor de tal comparativa. Normalmente, ese apodo suele ser una losa que sepulta jóvenes talentos. Su maduración progresiva sí que le avala como un futbolista llamado a hacer grandes cosas.
El astro del Barcelona jugará este domingo contra el Athletic. Pero un día antes quiso abducir al delantero del Liverpool para divertirse contra el Watford. A los cuatro minutos quedó claro.
Salah hizo el primer tanto de la tarde, y en un momento clave para minar al rival; esa es una de las especialidades del argentino. No sólo se pareció en eso. Un recorte que tiró al defensa para definir escorado dentro del área. Basta echar un vistazo al gol para ver el enorme parecido del regate con el que Messi rompió la cintura de Boateng en la Champions.
Salah's Goal (Watford) vs Messi's Goal (Bayern)
— Jack (@Salahbration) 17 de marzo de 2018
Messi of course lol, but look how similar Salah is to Messi#LFC pic.twitter.com/Ix0Mq5nabu
Hasta la tipología corporal les asemeja. Menudos, zurdos, con un centro de gravedad bajo y habilidad para recurir a la derecha cuando procede. Si el primero lo definió con su pierna 'mala', el segundo lo empujó también con ella.
Quedaba lo mejor
En la segunda parte destapó otro tarro de las esencias que se le da bien: asistir a sus compañeros. Firmino dio lustre a su pase con una definición de tacón.
La sensación de que lo mejor estaba por venir, pese a que el choque ya estaba sentenciado, no desapareció. Y a los minutos 75 volvió a ponerse el 10 de Messi a la espalda. Dos recortes, tres defensas contra él... y dos decisiones que se han visto al 'crack' del Barça más de una vez: un toquecito con la derecha para distraer a sus rivales y un remate inesperado cuando parecía que se iba al suelo.
Si el triplete ya le daba el balón para llevárselo a casa, todavía quedaba una partida de póquer para el faraón, que recogió un rechace de Karnezis para hacer su cuarto tanto y mandar un serio aviso a los grandes goleadores del fútbol europeo.
Para ser Messi hacen falta muchas tardes así. Pero pocos pueden presumir de ponerse al nivel del argentino. Aunque sea por una vez.