El himno histórico del Madrid, el de las "mocitas madrileñas", no olvida en sus líneas a los "veteranos y noveles" que son emblema de un club "todo nervio y corazón". Una letra histórica adherida al ADN madridista, que ante el PSG sumó la experiencia necesaria para triunfar en Europa.
Porque de mandar en el Viejo Continente el Madrid sabe un rato. Y de goles, cuando el Bernabéu se abre al mundo del fútbol, el que más entiende es Cristiano. Un nuevo doblete del portugués, que ya suma 11 goles este año en Champions, fueron los cimientos perfectos para un equipo que fue contagiado en el tramo final por la juventud.
La que posee Asensio, que fue el nombre del verano y acumulaba una racha aletargado. El '20' tomó la banda izquierda y destrozó una y otra vez a Meunier, que precisamente saltó al Bernabéu para todo lo contrario. El belga tuvo pesadillas con un Asensio superlativo, clave en el segundo y tercer tanto.
El último de ellos, el de Marcelo, constató que al brasileño se le pueden perdonar sus carencias atrás si en ataque marca las diferencias. No lo pasó tan mal como se esperaba con Mbappé, aunque erró en el gol parisino, y cabalgó como en otras tantas batallas para hundir parte de los sueños del PSG.
Emery, otra vez Emery
Los mismos con los que Emery saltó al coliseo blanco, que rugió pero también temió cuando Rabiot puso el 0-1. Ya con empate, pero con el PSG mandando, el técnico español hizo una de las suyas y mandó un mensaje a su equipo: tocaba administrar la renta.
Se fue Cavani y entró Meunier y, aunque su equipo siguió dominando la posesión, el arreón blanco era inevitable. De ello se encargó Zidane, que arriesgó todo lo que tenía y se la jugó al todo o nada. Ganar dos Champions seguidas tenía que servir de algo. Su experiencia, aunque corta en los banquillos, destrozó a un Emery que no encontró hueco en el que meterse.
Así, el PSG del tridente de los casi 500 millones se fue con el rabo entre las piernas del Bernabéu. Soñando con una remontada que aún es posible, pero intentando descifrar cómo el Madrid, el de los veteranos y noveles de toda la vida, pudo llevarse un partido que tenía tremendamente empinado.