Pasó de todo en Nervión. Cuatro goles, dos expulsiones, bastantes ocasiones, decisiones controvertidas y un árbitro al que le pitarán los oídos durante bastante tiempo. Sobre todo por los chiflidos sevillistas, nada contento por su toma de decisiones.
El Sevilla, resacoso y acartonado por su aventura europea, despertó por los capones propinados por la actuación arbitral y un meritorio Villarreal. Así llegaron los goles del equipo de Montella, magullado y dolorido. Contra las cuerdas, logró verse el mejor Sevilla.
Nervión pudo festejar un punto porque el Villarreal desperdició una renta más que interesante tras gobernar el ritmo del partido durante casi una hora. Hubo intercambios y se alzó momentáneamente ganador el Villarreal, quien hiló y golpeó más lúcidamente.
Lo malo de las borracheras de época es que el día siguiente es un calvario. Te duele la cabeza, la boca la tienes pastosa, te duelen partes del cuerpo cuya existencia no conocías. Para colmo, el día siguiente del Sevilla fue un compromiso exigente porque Europa está en juego. Como ir a un examen tras un colocón. La Champions fue un subidón, pero se acabó en Múnich. El Sevilla, descargado de adrenalina, salió sin tensión a jugar.
'Lo malo' también es una canción que está rompiendo todas las pistas de España y que, lamentablemente, no veremos en Eurovisión. El Villarreal, como cantan Ana y Aitana, decidió cuándo, dónde y con quién en la primera parte.
Fue Castillejo quien bailó primero para que Raba, de cabeza y con la inestimable colaboración de Soria, hiciera el primero. Cheryshev pudo abrir el marcador antes, pero su punto de mira no es el más fiable.
Show González Fuertes
Con el 0-1, el árbitro se comió un penalti sobre Banega y encendió los ánimos. El Sevilla, aun con la sangre golpeándole las sienes, necesitó de una segunda amarilla no sacada a Cheryshev, una absurda expulsión de Ben Yedder, un gol de Bacca y un penalti fallado para espabilar.
La mano de Jaume que propició el penalti y la enésima acción salvadora de Asenjo equilibró el número de contendientes. El bombazo de N'Zonzi terminó de echar atrás a un Villarreal que tembló ante el arrebato sevillista. Como un león que se comió las mariposas.
El despertar del Sevilla no fue dulce, en todo caso. Porque el Villarreal se llevó un punto (más que merecido) y porque González Fuertes no tuvo seguramente el mejor mediodía que se le recuerda. Un despertar a sopapos no es lo que uno desea cuando viene de celebración.