Aún es joven, pero las previsiones sobre su progresión quizá fueran excesivas. Belotti se asomó a la Serie A en la campaña 2014-15 en las filas del Palermo, al que llevó a la élite con sus goles. Hizo 10 en 24 partidos (11 como titular) en la Serie B.
Su primer curso en Primera le costó. Acabó con seis tantos en 38 partidos, aunque le valió para que el Torino apostase por sus cualidades de cara a su segunda temporada en lo más alto del 'Calcio'.
En Turín comenzó a dar guerra. 12 goles en su primer año le llevaron hasta la Selección Italiana, combinado con el que anotó cuatro tantos en siete choques en el camino al Mundial de Rusia. Pero su mejor versión estaba por llegar.
La temporada pasada rompió todos los registros al sumar 26 goles y siete asistencias en 35 partidos en la Serie A. Estos números no pasaron desapercibidos para grandes de Europa, como el Madrid o el Milan, en su intento de volver a serlo.
Este año no empezó nada mal. Firmó un gran gol de chilena en agosto, pero sus prestaciones han ido bajando hasta sumar sólo cinco tantos en 20 partidos. Octubre se lo pasó lesionado, pero, al margen de eso, no ha parado de jugar y acumular minutos como titular sin poder revertir su situación.
Hace casi un mes de su último tanto (11 de febrero, ante el Udinese), acumulando tres dianas desde noviembre hasta la fecha. El aspecto psicológico es uno de los grandes candidatos para explicar la sequía del goleador que deslumbró a media Europa hace tan sólo unos meses.
Otro de los posibles motivos es la pérdida del factor sorpresa. Belotti ya produce un mayor respeto entre sus rivales, por lo que quizá esté más vigilado que nunca.
El Torino tampoco anda en su mejor campaña. Marcha noveno, alejado de las posiciones europeas, y parece estar acusando demasiado su 'cara B', aunque la hinchada no pierde la esperanza de que el delantero empiece a renacer ante la Roma.