Los números de Messi, desde el prisma que se analicen o en el momento en que se contemplen, tienen algo de histórico o de decisivo. Y en este caso, de las dos cosas. Contar con él en una final supone que el rival al menos debe hacer dos goles si quiere levantar el título.
En las doce temporadas que lleva como futbolista del Barça, ha disputado 17 a partido único y nueve de ida y vuelta. En total, ganó 20, 14 y 6, respectivamente.
El primero de esos 27 llegó hace justo una década, precisamente también en una Copa del Rey. El Athletic fue la víctima. Aquella en la que Toquero puso por delante a los suyos y luego un vendaval se los llevó por delante (4-1).
A la tercera fue la vencida para el argentino, que un par de años antes había participado en la final de la Supercopa de España (contra el Espanyol) y la Supercopa de Europa (ante el Sevilla), sin suerte ante el gol.
Le tiene tomada la medida
De hecho, la Copa del Rey es una de sus competiciones fetiche, igual que le ocurre a su club, el Rey de Copas. No en vano, si Messi anota contra el Sevilla en el Wanda, se pondrá en la cabeza de jugadores que han marcado en más finales distintas, un total de cinco.
En clave copera, el último precedente también demostró la capacidad anotadora del rosarino, ya que uno de los tres goles ante el Alavés llevó su firma.
Pero es que ya se le va a olvidar la última vez en que perdió una final a partido único, pues en las seis últimas hizo pleno: Athletic, Juventus, Sevilla, River Plate, Sevilla y Alavés.
Este año, más allá de sus 29 tantos en Liga, tres en Copa y seis en la Champions, el argentino ya marcó en una final. Fue en la ida de la Supercopa de España contra el Real Madrid, aunque no valió para evitar la derrota (1-3).