Ni los jugadores ni el propio presidente se mordieron la lengua en zona mixta, instantes después de que el colegiado le pegara una patada a Diego Carlos tras caerse al suelo... y expulsarle.
Waldemar Kita, el mandamás del equipo francés, sacó su indignación a pasear con una sentencia lapidaria: "Escuchad, esto es una broma. Es una broma".
Por otra parte, Valentin Rongier, uno de los jugadores del Nantes, fue mucho más allá: "Me pregunto si el árbitro estaba jugando con el PSG...".
La Federación Francesa no se mantuvo ajena a la situación y suspendió "hasta nueva orden" al trencilla, que se ha defendido este lunes diciendo que la patada llegó a causa de un "acto reflejo" al sentir un dolor agudo durante la caída.