"Antes de celebrar un entierro, hay que encontrar un cadáver", dijo Mancini en rueda de prensa al término del partido.
La prensa rusa y la afición tienen motivos para estar decepcionados con Mancini, campeón de Liga con el Manchester City y el Inter de Milán. Gazprom, el patrocinador del club ruso, gastó este año 74 millones de euros en fichar a cinco futbolistas argentinos (Kranevitter, Paredes, Rigoni, Driussi y Mammana) con el fin de ganar el título de Liga que le era esquivo desde 2015.
Las cosas empezaron bien, pero comenzaron a torcerse en noviembre con la eliminación de Copa y la falta de victorias en Liga, y acabaron por estropearse definitivamente ante el Leipzig.
El equipo ya estuvo a punto de caer en los dieciseisavos de final ante el Celtic, pero remontó el 1-0 de la ida en casa (3-0). En esta ocasión, el Zenit no tuvo tanta suerte.
El Leipzig tenía que haber cerrado la eliminatoria en la ida y perdonó la vida en la vuelta al Zenit al fallar un penalti, pero los rusos fueron incapaces de pasar del empate (1-1).
Por si fuera poco, días después de perder por lesión al central Mammana recibieron un nuevo revés, ya que su principal estrella, Alexandr Kokorin, parece que estará en el dique seco durante medio año al romperse el ligamento cruzado de una rodilla.
La temporada parece insalvable, ya que el Lokomotiv lidera cómodamente la Liga Rusa con diez puntos de ventaja sobre el Zenit a falta de ocho partidos.
El equipo de la antigua capital zarista ni siquiera está ahora en puestos de Liga de Campeones, ya que tras el empate del domingo ha sido superado por Spartak, CSKA y Krasnodar.
Y lo peor es que Mancini no sólo no acepta el bajo rendimiento del equipo y sus errores tácticos, sino que se queja de que no tiene suficientes jugadores para afrontar la temporada.
El proyecto del Zenit recuerda en los últimos años al del PSG, ya que ha invertido cientos de millones en fichajes, pero sólo ha ganado tres Ligas en los últimos diez años y en Champions no ha pasado de los octavos de final.
El Zenit tiene desde hace un año un estadio con capacidad para 68.000 espectadores, que acogerá las semifinales del Mundial y es considerado el más caro de la historia, pero el equipo no está a la altura.