El 'Clásico' del fútbol español se asoma en el horizonte como una oportunidad única de medir a los dos gigantes de España. Madrid y Barça, Barça y Madrid. Muchas cuentas pendientes, algo que siempre ocurre, pero que esta vez se hace mucho más notorio después de lo ocurrido en verano.
Agosto fue un mal mes para el Barça y espectacular para un Madrid que sumó dos títulos. De una ciudad a otra se pasaba del lío con Neymar a fichajes aplaudidos y partidos de un altísimo nivel, como el que permitió a los blancos llevarse la Supercopa de Europa ante el United.
Días después apareció el Barça. En la ida de la Supercopa de España, el Madrid salió vencedor del Camp Nou a pesar de la expulsión de Cristiano. Asensio coronó el encuentro con un golazo y dejó el trofeo casi sentenciado. Acabó de definirse en la vuelta, con otro despampanante gol de Asensio, uno de Benzema y una inmensa sensación de superioridad.
Pero el fútbol es siembre cambiante, y en este caso giró para mejor con el cuadro azulgrana. Valverde recompuso a sus chicos y empezó a sumar victoria tras victoria. Pasó de las dudas en defensa a no dejar un resquicio a nadie. Pasó, en definitiva, por la derecha al Madrid.
Los fichajes se asentaron, caso de Paulinho, y en el cuadro blanco aparecieron de nuevo las dudas en la portería. A ello se sumó la alarmante falta de gol y el preocupante bajón de nivel de algunas de sus estrellas. Con esos ingredientes, el Madrid se encontró con un plato difícil de degustar.
11 puntos -con un partido menos- es la desventaja 'merengue', algo impensable a final de agosto. El equipo que fue barrido del Bernabéu ahora puede dejar prácticamente sentenciada LaLiga en el mismo estadio. La tortilla, cuando menos se esperaba, dio la vuelta.