La Juve, como el Madrid, el Bayern o el Barça, tiraniza el fútbol. Casi todos los trofeos del mundo lucen en los hogares de unos pocos y el club piamontés forma parte de esa oligarquía. Vigente subcampeón de Europa, dos estrellas en el pecho y una larga ristra de coronas, para más señas.
Pero en ocasiones aparecen brotes verdes y equipos dispuestos a sacudir el poder establecido, a corromper el sistema, a rebelarse contra el 'Skynet' del fútbol. El Tottenham, para prueba su reacción tras el 2-0 inicial, es uno de ellos.
La insurgencia en Turín la lideraron dos rubios que juegan con quilates en las botas. Christian Eriksen mandó, Harry Kane ejecutó. La Juventus creyó que ganaría por inercia, por su marchamo de campeón. Así lo impidió un Tottenham con mejor ataque que defensa, pero con plan y personalidad.
La Juve se prometía otra victoria manufacturada de forma industrial. La Juventus despacha triunfos como la FIAT de sus propietarios fabrica automóviles. En dos chispazos, dos goles. El balón parado sirvió de trampolín para que Higuaín se acercara de nuevo a la gloria. Dos sopapos que, no obstante, no tumbaron al equipo de Londres.
El Tottenham se vio sorprendido en apenas diez minutos por una falta ensayada y un penalti de novato. Tras la desconexión, Eriksen se bajó al fango y se encargó de que el balón pasara el menos tiempo posible en los pies de Aurier, Davinson y Davies, tres peligros públicos, y del centro del campo transalpino. Kane se unió a la fiesta y la Juventus dio un paso atrás.
Empuje 'spur', miedo 'bianconero'
Kane se tatuó la posición de Buffon en la frente y hasta en tres ocasiones le puso a prueba. Dos las salvó el mito. A la tercera quedó claro que la leyenda italiana no está para ciertos trotes. Bajo palos continúa siendo un seguro, pero le cuesta cuando el movimiento implica algún paso. Quiso achicharle a Kane el espacio y acabó burlado y goleado. 2-1 en el 35'.
Ya el Tottenham había dado muestras de mejoría y de que los dos tantos de Higuaín no habían sido definitivos. Son incontables los equipos que se derrumban ante clubes que llevan el ganar en la sangre como es la Juve. No fue el caso de los hombres de Pochettino, que fían su temporada a la Champions.
Hubo una grieta que casi acaba con la rebelión del Tottenham, pero Higuaín no aprovechó el regalo de Aurier en forma de segundo penalti. La voracidad de Kane y Eriksen no culminó con el descanso. Los 'spurs' pusieron sello a la pelota y la Juve se dedicó a malvivir alrededor de su totémico portero.
Eriksen, en pie
Eriksen encontró una nueva raja en el frac de Buffon, quien tardó una eternidad en reaccionar cuando quiso darse cuenta de que le tiraron la falta hacia su palo. Con el 2-2, la Juventus se puso a jugar al otro fútbol y el Tottenham cayó en el enredo. Pese al empuje de Kane y el arte de su pequeño socio danés, el castillo turinés se mantuvo, aunque dañado, en pie.
El 2-2 concede ventaja al Tottenham para la vuelta por el valor doble. La Juventus sufrió, también por las bajas, pero resistió hasta el pitido definitivo. Revolución inconclusa pero suficiente la de los 'spurs', que se doctoraron en Madrid, Dortmund y ahora lo hacen en Turín.