Irán: Queiroz, oficio y poco más

Mehdi Taremi, capitán del Club Persepolis y máximo goleador de la floja liga profesional persa, y Sardar Azmoun, un atacante de 22 años que juega en Rubin Kazán, son los jugadores más destacados de una selección que destaca por su orden y la acumulación de hombres en torno a su portero.

Fiel a un 4-4-2 muy sólido y solidario, la magia en el combinado de Queiroz la pone Ramin Rezaeian, centrocampista del Ostende belga, equipo al que llegó en julio de este año, tras un periodo de prueba y un par de buenas temporadas en el Persépolis.

Elegante, con visión de juego, buen pase y técnica depurada, es un jugador del perfil de portugués, muy serio estratégicamente, que ha ganado peso desde que debutara este año en Europa League frente al Olympique de Marsella.

En ataque también brilla el mediapunta de VfL Wolfsburgo, Sayed Ashkan Dejagah, el hombre con más experiencia en el fútbol europeo y en particular en la Bundelisga, en la que ha desarrollado toda su carrera, excepto un breve paso por el Fulham.

Dejagah, actual capitán del combinado persa, debutó en 2003 en la selección alemán sub-16 y pasó por todas las categorías, incluida la sub-21, con la que en 2009 ganó el Europeo de la categoría.

Campeón de la liga alemana en la temporada 2008-2009, desde que en 2012 decidiera arrinconar la nacionalidad alemana que logró a los 16 años -sus padres emigraron al país europeo cuando Dejagah tenía apenas un año-, se ha erigido en uno de los pilares de Irán y en uno de los mejores centrocampistas zurdos de Asia.

Irán, 32 del ranking FIFA, repite mundial tras una desastrosa participación en Brasil 2014, en el que quedó encuadrado en el grupo F junto a Argentina, Nigeria y Bosnia-Herzegovina y en el que su mejor resultado fue un empate a cero con los africanos.

Perdió 1-0 frente a la Argentina de Messi y 3-1 frente a Bosnia, con cuatro goles en contra y uno favor, anotado por Reza Ghoochannejhad (Heerenveen) al final del encuentro.

El camino hacia el mundial de Rusia, Irán se clasificó sin apenas dificultad tras quedar campeón de grupo en tercera ronda, con una cómoda ventaja sobre Corea del Sur y Siria, que después estuvo a punto de dar la campanada en las eliminatorias.

Los persas ganaron seis de los diez partidos, empataron los otros cuatro, con 10 goles a favor y solo dos en contra, y un fútbol gris en el que destacan las jugadas a balón parado y el oficio de las dos cerradas líneas de Queiroz.