El desafío no era sencillo. Delante estaba el PSG. Ese PSG que se ha dejado 400 millones en fichajes de un plumazo. A ese PSG le venció en el Bernabéu, pero también en el Parque de los Príncipes.
En París, el Madrid superó a su rival en todas las facetas deportivas. Los blancos realizaron 18 disparos, por 8 del PSG, de los cuales tres pegaron en la madera, cuatro fueron a puerta y dos terminaron en gol.
El PSG sólo mandó dos entre los tres palos, y únicamente uno entró. Y cómo entró. De rebote, como el de Casemiro. Digámoslo todo.
Cierto es que la expulsión de Verratti inclinó definitivamente la balanza para los blancos, y que los cambios de Emery no ayudaron. También jugó a su favor la lesión de Neymar, pero el Madrid se presentó en París con Marcelo recién recuperado, y con Kroos y Modric entre algodones.
No importó. A Zidane le salió bien la jugada. Apostó por Lucas y Asensio, y le ganó la mano a su rival. El 'plan B' que ha hecho aguas en Liga ha funcionado a la perfección en Champions. Y eso es difícil de explicar sin recurrir al ya manido concepto de que la Champions 'pone' al Madrid.
Enfrentarse a un Madrid eliminado de Copa y sin opciones en Liga ha demostrado ser un arma de doble filo, pues ahora puede poner todas sus energías en su competición favorita.
Tras ganar 5-2 al PSG, queda claro que nadie querrá al Madrid en cuartos. Porque si fue capaz de ganar, de pasar por encima, de anular al PSG en el Parque de los Príncipes con una alineación cuanto menos sorprendente, queda claro que es el rival a batir. Y Zidane tiene buena culpa de ello.