Desde la sombra del banquillo, el técnico azulgrana también se sumó a la fiesta. Su elección del once titular, con especial atención sobre Dembélé, tuvo su peso y transcendencia en el devenir del choque.
El ex del Borussia necesitaba una noche así, pero alguien debía dar el primer paso. Ernesto lo dio, le otorgó galones al atacante en el partido más importante de la temporada y este respondió.
El francés se mostró activo, con confianza tras verse en una de las noches más esperadas. Remachó con una potente definición la enésima genialidad de Messi, pero no quedó ahí su aportación. El trabajo defensivo (salvó una clara ocasión de Marcos Alonso), los repligues, la entrega y la presión coronaron una gran coproducción.
No fue el único acierto del 'Txingurri'. Cuando el Chelsea más apretaba, Valverde movió el banquillo y oxigenó una eliminatoria que evitó cualquier complicación con volantazos más que oportunos. La entrada de Paulinho por Iniesta logró sumar más músculo a la zona ancha y poner barreras a la salida del Chelsea.
Además, Ernesto no sólo se acordó de la pelota, sino también del corazón. André Gomes, en su semana más difícil, recibió una necesaria y atronadora ovación al saltar al césped y se llevó su parte del botín en forma de una precisa bocanada de aire. También tuvo sus minutos Aleix Vidal, un jugador 'olvidado' para muchos. Pero no para las filigranas del banquillo 'culé'.