Cierto es que Edison Cavani no tuvo su mejor partido. Ni de lejos. Estuvo activo, participó en la gran mayoría de ataques del PSG y provocó ocasiones claras. Sin embargo, no pudo materializar ninguna para desesperación del '9'.
De todas las oportunidades desperdiciadas por el 'charrúa', tres de ellas tuvieron a Johnsson como el único culpable de que el gol no quisiese trato alguno con el delantero.
El meta del Guingamp voló para, a mano cambiada, sacar un gran disparo de Cavani a córner, además de dejarle sin espacio en otro gol cantado y tapar el disparo a bocajarro del uruguayo.
Pero la mejor fue, sin duda, una doble intervención de Johnsson. El punta del PSG remató completamente solo en el área. El portero se rehizo a la perfección y dejó una obra de arte en forma de palomita que llegó a ser aplaudida desde las gradas del Parque de los Príncipes. La genial estirada del cancerbero logró impedir el tanto del atacante local.
Después, ya desde el suelo, volvió a blocar el desesperado rechace impulsado de cabeza nuevamente por Cavani. Pero, pese al 4-2 final, no era la noche del '9', sino la del '1'.