El pasado de Trent Alexander-Arnold está teñido del rojo del Liverpool. También huele a ese aroma tan peculiar que regala cada grada de Anfield. Creció y vivió soñando en ser algún día Carragher, Gerrard u Owen y, aunque aún le queda para lograrlo, en Alemania el pequeño Arnold se hizo hombre.
Nadie lo esperaba, entró con sigilo en el once de Klopp. De la misma forma, casi pidiendo perdón, se acercó a tantear si podía chutar una lejana falta en la primera parte. Con esa cara de pillo se abalanzó sobre el balón y lo colocó imposible para Baumann. Un gol de Champions.
Arnold nació en Liverpool en octubre de 1998 y a los seis años ya entró en la cantera 'red'. Lógico si se tiene en cuenta que su domicilio estaba en el mismo barrio que las instalaciones del histórico club inglés.
Poco a poco fue escalando y destacando. Se hizo internacional en categorías inferiores hasta que, el pasado año, Klopp le dio la alternativa en Premier. Lo que seguro que no esperaba el alemán es que ese pipiolo que saltó una vez a Anfield de la mano de Carragher iba a encaminar el retorno del Liverpool a la Champions.