Tuvo unos difíciles comienzos en el Inter de Milán, donde apenas contó con confianza durante sus dos primeras temporadas. En ambas tuvo una participación casi testimonial: 14 minutos en la 2011-12 y 26 en la 2012-13.
Con 20 años, asumió su primera cesión. El Espanyol fue su destino y con los 'pericos' logró tres tantos en Primera en 1.086 minutos. Comenzó su particular carrusel al marcharse, de nuevo a préstamo, al Hellas Verona al curso siguiente.
A mitad de temporada, y tras anotar un gol en 99 minutos, regresó a España. El Rayo le dio cobijo, pero en los 127 minutos que jugó no vio portería. Cagliari y Frosinone fueron sus destinos durante las dos temporadas siguientes, pero el resultado anotador pocó varió: dos goles el primer curso en 29 partidos y cero tantos en 19 con el Frosinone.
Hasta ese momento, el gol huía de un Longo que encontró en Girona el pozo que siempre había buscado. Con los catalanes explotó, hizo 14 goles y ayudó al ascenso de un equipo que no lo ha disfrutado en su debut en Primera.
No se lo pensó y volvió, en su séptima cesión consecutiva, a España. El Tenerife le acogió y ya lleva 11 dianas en 21 encuentros, cumpliendo su objetivo de mejorar ante la meta rival.
Tiene a tiro superar su registro del pasado año y ante el Oviedo podría acercarse aún más a batir su propio récord y a seguir escalando puestos en el 'Pichichi', en el que marcha séptimo.