Wolfsburgo, como ciudad, nació a la sombra de la planta de Volkswagen, literalmente. Fundada por el propio Hitler en 1938 bajo un nombre que se podría traducir como 'Ciudad del Automóvil', a partir de 1945.
Empezó siendo el alojamiento construido 'ex profeso' para los obreros de la fábrica de Volkswagen instalada en la zona, y conforme ésta creció, la ciudad lo hizo con ella. Wolfsburgo y Volkswagen han sido uno hasta el presente.
Sin embargo, con el infame 'dieselgate', algo más a parte de la reputación del fabricante se ha visto dañado. Porque Volkswagen es propietaria del Wolfsburgo, y sus equipos profesionales, masculino y femenino, están sufriendo ya las consecuencias de la crisis.
El escándalo le ha costado millones de euros a la Volkswagen, en concepto de multas, indemnizaciones y campañas publicitarias para tratar de limpiar su imagen, manchada con el hollín contaminante de sus vehículos.
Los equipos de fútbol lo han notado a la hora de mirar sus cuentas. El fabricante ha 'cortado el grifo', y los presupuestos son mucho más ajustados ahora de lo que eran hace años.
El Wolfsburgo masculino aguantó en la Bundesliga el pasado curso disputando la promoción contra el Braunschweig, y este año parece que la travesía por el desierto seguirá.
Por su parte, el Wolfsburgo femenino sigue dominando su Bundesliga como si tal cosa. Ganó el campeonato de 2016-17 y comanda éste. Queda claro que uno de los dos está sabiendo mejor que el otro capear el temporal.