Hace dos veranos, Mbappé era un juvenil más de la cantera del Mónaco. Quizá no uno más. Ya con 16 años apuntaba maneras, qué duda cabe, pero nadie se podía imaginar que dos años más tarde iba a valer cientos de millones.
Por eso, cuando a Ralf Rangnick se le frustró la ocasión de fichar a Mbappé para el juvenil del Leipzig, no se le fastidió el día. Chavales prometedores hay a patadas.
Ahora, más de 24 meses después, seguro que Rangnick se arrepiente de no haber presionado un poco más por fichar al futuro crack de Francia.