El jugador francés le dedicó un gesto bastante feo a su entrenador, Carlo Ancelotti, durante el primer partido del Champions del año en la ciudad germana. Al ser sustituido, Ribéry, en vez de darle la mano a su técnico, se quitó la camiseta y la tiró al suelo.
Este desprecio a su entrenador y, sobre todo, a los colores del club molestó mucho a la afición, que tendrá ahora una oportunidad, en el choque ante el Mainz, para otorgarle el perdón o sentenciar al francés.
La parroquia bávara dictará sentencia en un 'juicio' hacia Franck, quien, con 34 años está ya cerca de vivir sus últimos momentos como jugador del Bayern de Múnich...