Hay quien todavía sigue viendo a Nacho como un canterano que convive entre las estrellas, pero el defensor es algo más. Mejor dicho, mucho más. No es el segundo jugador más utilizado este año por casualidad, su valía y capacidad le ha convertido en un hombre clave en los planes de Zidane.
Tiene 28 años y lleva toda una vida de blanco. No le ha costado estar a la sombra durante años, a pesar de las llamadas de otros clubes del primer orden europeo. La Roma apretó por él el pasado verano, pero Nacho decidió quedarse en el equipo de su corazón.
Y la jugada le ha salido bien, qué duda cabe. Ha jugado de central derecho, central izquierdo y en los dos laterales. En todas las posiciones rinde a un nivel excelso, aumentando sus valores incluso con goles. La última prueba, ante el Deportivo.
Son ya cuatro los tantos que suma esta temporada, lo que supone su mejor registro de blanco. El Bernabéu le adora por su talento y por su pasión, cada vez que habla enaltece los valores del madridismo y eso gusta en Chamartín.
Nacho, el niño que soñaba con triunfar en el Madrid, se ha ganado el reconocimiento de pieza fundamental. Juegue donde juegue, esté quien esté enfrente, Nacho nunca falla.