Thomas Vermaelen es lo que se conoce como un talismán para el Barcelona. El belga sólo ha perdido un partido oficial con el equipo azulgrana desde que llegó en 2014 de la mano de Andoni Zubizarreta en un fichaje de lo más cuestionado, pero que está terminando por dar sus frutos. Aunque sea a medias.
Las múltiples lesiones no le han permitido mostrar todo su potencial en el Camp Nou, pero prácticamente siempre que ha jugado ha ofrecido un buen rendimiento para los azulgranas... al menos a nivel de resultados.
Vermaelen ha jugado 29 partidos con el Barcelona y sólo perdió una vez, en la ida de la Supercopa de 2015, aquel 4-0 del Athletic que impidió que el Barcelona reeditara el 'sextete'. El resto de partidos que ha disputado han acabado en empate (6) o victoria (22).
Sus números cobran especial importancia este año, el primero en el que ha tenido oportunidades de manera más o menos continuada. Se estrenó esta campaña en un 0-3 en Copa ante el Murcia, pero fue la sanción a Piqué en Getafe cuando el que el belga empezó a brillar.
En Valencia los azulgranas empataron a uno y fue el último partido en el que el belga vio cómo el equipo recogía un balón del fondo de su portería, pues cuando entró ante el Celta (2-2) el partido ya estaba igualado a dos tantos.
Al margen de esos choques, cinco victorias para sacar lustre a un defensa infrautilizado y al que las lesiones amargaron en su tiempo en el Camp Nou. Vermaelen logró la victoria disputando el partido completo ante el Murcia en la vuelta copera (5-0), ante el Sporting de Lisboa (2-0), ante el Villarreal (0-2), ante el Deportivo (4-0) y ante el Real Madrid (0-3).
Contra los blancos, un nuevo partido impecable con el único lunar de aquel remate de Benzema al palo en el que pudo haber estado algo más intenso. Una actuación que permitió a los suyos recuperar el prestigio perdido y encarrilar aún más si cabe una Liga que ya parece azulgrana.