Y es que uno de los esféricos amarillos con los que se empezó a jugar el derbi no aguantó el ritmo frenético de un partido de ida y vuelta al más puro estilo inglés y tuvo que ser sustituido a los 20 minutos de juego.
Una de las costuras de la bola cedió y se levantó. Fue Petr Cech quien se dio cuenta al cogerlo con las manos antes de ejecutar un saque de puerta. El guardameta señaló al lugar en el que se encontraba la rotura y se lo comentó a un asistente del colegiado.
Inmediatamente, el jugador le dio el balón a un recogepelotas, quien lo cambió por uno nuevo para seguir el partido con normalidad.