El primer ministro rumano lo eligió pensando en sus conocimientos acumulados en el mundo del fútbol. Y es que Bucarest será una de las sedes del torneo y el país quiere estar a altura del acontecimiento. Lo irónico de todo ello es que hace sólo tres años fue condenado a tres años de cárcel por fraude fiscal y blanqueo de capitales en el traspaso de jugadores rumanos al extranjero.
Gica Popescu llegó a hacerse notar con la camiseta del Barcelona pese a estar solo tres temporadas, con Johan Cruyff y Bobby Robson. De hecho, llegó a lucir el brazalete de capitán por su implicación y rendimiento. Fue abandonar 'Can Barça' y empezar una cuesta abajo sin freno.
A excepción de su paso por el Galatasaray, donde logró ocho títulos en cuatro años, luego fue alternando experiencias en Italia y Alemania que no le fueran bien. Una vez retirado a los 36 años, en su país probó fortuna con los negocios inmobiliarios, pero se lanzó a la aventura en plens crisis y salió trasquilado.
Mientras se estaba pensando sacarse el carné de entrenador, ahora le llega esta nueva oportunidad que no quiere desaprovechar. En 2020 se celebrará la Eurocopa más coral de la historia y Popescu tiene la difícil misión de dar buenos consejos al primer ministro de su país. Así, de paso, limpiaría esa mala imagen que le ha perseguido en los últimos años.