Tras una primera parte llena de oportunidades, pero carente de goles, éstos llegaron en la segunda. Werner, Keita y Bruma dieron más de un problema a Lunev, pero el arquero del Zenit logró irse a los vestuarios imbatido.
Los tantos llegaron en la segunda. Se adelantó el Leipzig con dos tantos de bella factura. El primero, de Bruma, precedido de un sensacional taconazo de Timo Werner.
El deseado delantero alemán tenía ganas de brillar, y redondeó su actuación marcando el segundo, a pase de Keita, superando a Lunev con una bellísima vaselina con efecto.
Los dos goles parecían sentenciar al Zenit, pero los rusos no se rindieron. Buscaron recortar distancias, sobre todo mediante Criscito, y lo lograron.
Dispuso el central italiano de una falta directa cuando el partido agonizaba, en el 87'. Y la puso en la escuadra de Gulasci, imparable para el húngaro. El Zentralstadion Leipzig (nombre del Red Bull Arena cuando juega en Europa) quedó silenciado. El gol fue un jarro de agua fría.
Y de ese modo el Zenit pasó de llevar a la vuelta un mal resultado a un marcador hasta bueno, pues a los rusos les vale con el 1-0 en San Petersburgo para meterse en cuartos.