Coutinho ocupó la banda izquierda del Barcelona en La Rosaleda, y jugó el que quizá haya sido su mejor partido hasta la fecha con el Barcelona. Buenas noticias, que a la vez suponen un nuevo quebradero de cabeza para Valverde.
Mucha gente para pocos huecos. Hoy no hubo problema, por la ausencia de Messi, pero en el próximo partido liguero el argentino volverá, y entonces Coutinho o Dembéle se irán al banquillo para hacerle sitio en el once.
Valverde ha probado en alguna ocasión a variar el 4-3-3 clásico de este Barcelona por la lesión de Dembélé (jugó partidos con un 4-4-2 en rombo), pero entonces a Coutinho se le vio atenazado haciendo de enganche.
Otra opción pasa por colocarle de interior, algo más lejos del área de lo que está acostumbrado, pero quizá, si se quiere jugar con los cuatro arriba, lo que toque será renunciar al esquema e implantar uno nuevo.
Una opción podría ser jugar con Suárez en punta, escoltado por las bandas por Coutinho y Dembélé, y colocar a Messi justo por detrás, por el centro, con libertad para amargar la vida a la defensa rival por donde prefiera.
El problema es que eso dejaría a dos jugadores en el centro de campo para hacer de contención, en lugar de uno (Busquets) con dos apoyos (ante el Málaga, Paulinho y Rakitic), algo a lo que el Barcelona no está acostumbrado.
Y la temporada ha entrado en su fase definitiva, y los experimentos no deberían llevarse a cabo a estas alturas de curso. Quizá lo mejor sea tomar buena nota y ponerlo en práctica durante el verano. Quizá haya llegado el momento de cambiar y evolucionar.