El potencial económico y las astronómicas ofertas que realizan a jugadores y técnicos suelen ser los motivos que marcan la diferencia a la hora de que estos decidan cambiar Europa por Asia.
Capello fue uno de los que acudió a la llamada del fútbol chino este verano, pero el entrenador italiano apostó por unas motivaciones bien distintas a las habituales, un curioso reto que intentó superar.
"Es cierto que he entrenado a grandísimos jugadores, pero acepté trabajar en China para salvar a este equipo, que, digámoslo así, no era muy bueno", explicó en una entrevista concedida a 'Sky Sports'.