Si el Madrid quiere colarse en cuartos de Champions, todos los que pisen el Bernabéu y el Parque de los Príncipes deberán conformar la ecuación perfecta. Jugar afinados como las buenas orquestas, sobre todos los encargados del gol. Dos de ellos, Benzema y Bale, se la juegan.
El francés y el galés son dos de los jugadores más desarraigados con la afición, que desde hace tiempo les han silbado más que aplaudido. Entre las lesiones, la falta de goles y alguna que otra dosis de apatía, en el Bernabéu no tienen pensado pasar ni una más a dos de las patas de la 'bbc'.
Por ello, la mejor forma para recuperar el terreno perdido es ser clave en la eliminatoria ante el PSG, empezando por un partido de ida en el que Bale apunta a suplente. De ser así, el 'expreso de Cardiff' partirá desde el banquillo y será uno de los revulsivos para Zidane.
Benzema, sin embargo, sí que parece que jugará desde el inicio. Ante la Real Sociedad, en el último compromiso liguero, la afición del Madrid le silbó tras varios fallos de cara a portería. Cristiano salió al paso y pidió aplausos en vez de pitos, aunque no surtió demasiado efecto.
Sea como fuere, Bale y Benzema llegaron al Madrid para noches como la de este miércoles. Más motivado de lo normal deberá estar Benzema, máxime cuando enfrente estará uno de sus más acérrimos rivales cuando vestía la camiseta del Olympique de Lyon.
Las balas de la recámara se agotan para ambos, necesitados de una gran actuación para volver a ser los que un día fueron. Por ellos, en parte, pasa el posible éxito del Madrid en una Champions que es desde hace semanas el clavo ardiendo al que agarrarse.