Pepe Mel le debe una a Florin Andone. Una cena, un detalle para alguien que le salvó en el 87 de perder su puesto de trabajo. El rumano salió desde el banquillo para echar la firma a una remontada merecida para el Dépor, al que sólo su mala fortuna y la soberbia actuación de Guaita le impidió sonreír mucho antes frente a un Getafe timorato.
Lo fue el equipo y también su entrenador, un Bordalás que con el 0-1 retiró a uno de sus dos delanteros sin pensarlo y, ya con el empate, borró del mapa a un Jorge Molina que abandonó el terreno de juego enfadado. En vista de las circunstancias, Mel puso toda la carne en el asador y esta vez le salió cara.
Guaita, muro casi infranqueable
La primera mitad fue dominada de la 'A' a la 'Z' por el Deportivo más aguerrido del año. Intenso, con mordiente, cerrando fugas atrás y acumulando ocasión tras ocasión. No contaba Mel con Guaita, o tal vez sí, pero el guardameta desbarató una clarísima ocasión a Valverde en el 30.
Aunque el mayor lucimiento de Guaita llegó al borde del descanso. Lucas Pérez lo fusiló sin compasión, olía a gol su zurdazo, pero Guaita apeló a sus reflejos para sacar una mano milagrosa. En el rechace, el portero del Getafe aún tuvo tiempo para levantarse del verde y tapar el tanto cantado de Juanfran.
Amath marca, Amath perdona y el Deportivo saca la garra
Riazor se tomó el aperitivo lamentándose por el 0-0 que campeaba en el luminoso. La cerveza y el pincho se atragantó más todavía al deportivismo cuando Amath mandaba a la red un balón tras una bonita jugada personal. El tanto desmontó al cuadro de Mel e incluso Amath, en el 66, tuvo un mano a mano para haber colocado el 0-2.
No lo hizo, y en la contra posterior, Lucas Pérez recordó lo que era celebrar en Riazor. Primer gol desde su regreso para el gallego, que se giró con maestría en el sitio que algunos tiemblan.
Necesitaba Mel una aparición más de alguno de sus puntales para no pensar en el finiquito. Y llegó. Fue Andone, suplente ante el Getafe, el que estuvo más listo que nadie para recoger un rechace y superar con un toque sutil a Guaita. El gol encendió Riazor, le recordó a Bordalás que esto es Primera y salvó a Mel de un despido seguro.