Un futbolista del conjunto visitante vio cómo el linier levantaba el banderín, señalando fuera de juego del atacante. Por ello, el defensor decidió coger el esférico con las manos para ponerla en juego de nuevo.
El árbitro principal no vio a su asistente indicar el fuera de juego y no dudó en pitar la mano del zaguero. Todos los jugadores se quedaron asombrados, pero el colegiado siguió en sus trece.
Bariscan Altunbas fue el encargado de lanzar la pena máxima, aunque en lugar de aprovecharla tomó la decisión de disparar fuera. Un detalle para ser justos, ya que el penalti nunca debió ser pitado.
21 de enero de 2018