La Lazio sabía que no sería fácil. Necesitaba ganar, porque el empate a uno equivalía a una derrota. Era el precio a pagar por dormirse en el partido de ida, en el que concedió dos goles.
Pronto dejó encarrilado el pase el conjunto lacial. En el minuto 23, una mala salida de Boyko permitió que Lucas Leiva rematase sin oposición al fondo de las redes el 0-1.
Un tanto que no tranquilizó en absoluto a la Lazio, pues si en otro despiste concedía algún gol como en la ida, en esta ocasión sería definitivo.
Pero el conjunto italiano demostró más madurez y experiencia en estas lides, anulando ofensivamente a su rival, que acabó los 90 minutos sin realizar un sólo disparo a puerta.
El gol de la tranquilidad se demoró mucho, pero terminó llegando. Su autor fue De Vrij, y como en el 0-1, fue a pase de Luis Alberto.
Ya no pudo reaccionar el Dinamo. El 0-2 fue un mazazo del que no tuvo ánimo ni tiempo para reponerse. La Lazio ya espera en Nyon a su rival en cuartos de final.