El central, ante la ausencia de un Iniesta que abandonó el campo al inicio de la segunda mitad y tras la sustitución de Ramos, se colocó el brazalete en su brazo izquierdo en el minuto 58.
La estampa dejaría de ser curiosa si Piqué no fuera el jugador más odiado por parte de la afición española, que no le perdona su posicionamiento a favor de temas relacionados con la política.
35 minutos exactos son los que el defensa portó la banda que le erigió como líder de 'la Roja'. Alejado de los pitos, Piqué fue más Piqué que nunca.