El Real Madrid debe aprender una buena lección de este encuentro. Cierto es que se encontró con un rival que no quería el balón, que defendía con nueve y que atacaba únicamente al contragolpe con tres.
Pero no es la primera vez que vemos al Real Madrid pasarlas canutas contra un equipo técnicamente inferior. Porque el Al Jazira, por muy campeón de la Liga Emiratí que sea, demostró no ser rival en lo táctico para el Madrid.
Los locales no eran capaces de hilar una jugada que superase los cuatro pases. Todo lo que no era un contragolpe terminaba con una pérdida o con un pelotazo largo para quitarse el balón de encima.
Con ese guión, el Madrid asumió el mando, y se puso a buscar un tempranero gol. Pero se topó con un Ali Khasefi pletórico, que firmó la mejor media hora de su carrera a buen seguro.
Entre las que paró el portero emiratí y las que se encontró, el Madrid comenzó a impacientarse. Y alguno, como Cristiano, directamente a desesperarse. Porque el luso es así.
Cristiano estaba convencido de que a ese equipo había que ganarle, y ganarle bien. Por eso, cuando Khasefi paró el juego para ser atendido de un tirón, el portugués no tardó en ir a pedirle al árbitro que metiera prisa al Al Jazira.
Por eso, cuando el primer tiempo agonizaba, Cristiano era el que le colocaba el balón al portero rival para que sacase de puerta. Como si estuviera en el 90' y necesitase un gol urgentemente.
Pero la realidad era otra. El Madrid sí necesitaba el gol, tenía todo el partido por delante, pero la pelota no quería entrar. Al menos, entrar legalmente. Porque se le anularon dos goles a los blancos.
El primero, a los 23 minutos de juego, cuando Karim Benzema remató al fondo de las redes un centro de Isco. El problema es que Cristiano se quitó de encima a su marcador con un claro empujón que el colegiado brasileño Sandro Ricci no dejó pasar.
A la media hora de partido llegó la primera gran jugada polémica. Otro centro de Isco desde la derecha, pero esta vez lo remató Casemiro. El balón pegó en la cabeza de un rival y dejó vendido al portero, que nada pudo hacer para detener el disparo.
Ricci anuló el tanto, quizá interpretando que el defensor del Al Jazira cayó por empujón de Casemiro. El brasileño no se lo podía creer, y menos aún cuando su compatriota pitó y señaló el círculo central.
No terminó ahí el esperpento. A continuación señaló que se aplicaría el VAR... Y la repetición reveló el motivo por el que Ricci decidió finalmente anular el gol: Karim Benzema estaba en fuera de juego cuando Isco centró.
El colegiado interpretó que el galo influyó en la jugada con su mera presencia, aunque no participase, y por eso privó al Madrid de un gol válido para algunos.
El Madrid no se inmutó. Siguió a lo suyo, pero se le empezaba a notar mucha ansiedad a los de Zidane, y cierta relajación defensiva. Y cuando eso pasa, llegan los fallos. En este caso, uno múltiple y catastrófico.
Nacho no pasó bien de cabeza, Casemiro se durmió ante la presión de Boussoufa, Achraf no cortó la jugada y el esférico le llegó a un Romarinho que con toda la calma del mundo la puso entre Varane y Keylor para adelantar contra todo pronóstico al Al Jazira.
Nada que reclamar en el gol. El fallo encadenado fue clamoroso y le puso el partido un poco más complicado al Madrid. Porque si el Al Jazira no aportaba nada antes, estando por delante en el electrónico, menos.
El Madrid lo siguió intentando hasta el descanso, que llegó en el 49', y tras la reanudación. Y el esperpento a punto estuvo de convertirse en una tragedia.
Porque todo el Madrid subió a rematar un córner, dejando muy solos a los tres de siempre. Con un punto de azar, Mabkhout se llevó el balón y cuando estaba mano a mano con Keylor, asistió a Boussoufa para que su compañero marcase a placer.
El delirio llegó a las gradas, pero el VAR hizo su aparición. Hubo fuera de juego en el último pase. El Al Jazira desperdició la sentencia con un error de novato.
Y al Madrid es un equipo al que no se le debe dejar vivo. Ni enfadarle. Todo se empezó a torcer para la 'cenicienta' entonces.
Para empezar, su héroe del primer cuarto de hora, Ali Khaseif, se lesionó del todo y no pudo seguir. Entró Al Senani al partido, y en el primer disparo que recibió, llegó el gol del empate.
Modric logró romper la línea defensiva, gracias a que un rival anulaba el fuera de juego. Al Saadi no logró cortar el pase y Cristiano recibió y remató con todo, igualando la contienda.
El partido volvía a empezar para el Al Jazira, pero el Madrid parecía haber aprendido de los errores y evitó tomar más riesgos en defensa. Benzema pudo haber aumentado la renta en dos ocasiones, pero de nuevo la madera se lo impidió.
Tuvo que entrar Bale en la recta final para dar la victoria a los 'merengues'. Un triunfo sufrido, sin nada de brillo, y que deja un sabor de boca extraño al madridismo. Muchos no estuvieron a la altura, y el encuentro no se planteó adecuadamente.
Se puede achacar el resultado a que el Al Jazira se encerrase atrás, pero eso, con tal diferencia entre uno y otro equipo, no deja de ser una excusa que es mejor no usar. Quiza simplemente el Madrid no sepa jugar sintiéndose abrumadoramente superior.