Porque este extremo polaco, bautizado en su día como el 'Pequeño Figo', sufrió un trago difícilmente superable siendo apenas era un niño: tenía diez años cuando presenció junto con su hermano cómo su padre apuñalaba cruelmente a su madre hasta matarla. Fue en una discusión. El asesino fue condenado a 15 años de cárcel. Kuba sólo volvió a verlo el día de su muerte.
Salido del Wisla Cracovia, ahora juega en el Wolfsburgo. Aunque suele tener problemas con las lesiones, parece que ha vuelto a encontrar una regularidad. Jugó en la Fiorentina y sus mejores años los tuvo en el Borussia Dortmund.
Blaszczykowski fue pieza importante del gran Borussia de Jürgen Klopp que ganó dos ligas y se metió en una final de Champions. Fue titular en aquella final ante el Bayern ocupando el lado derecho del ataque. Lewandowski, Hummels, Gündogan, Götze... Un Borussia Dortmund imponente.
"Tengo 29 años y creo que voy a seguir jugando mucho más al fútbol, pero a mi edad creo que he adquirido bastante experiencia y considero que tengo cosas para decir. En mi autobiografía cuento todo lo que he vivido, incluso cuando vi a mi padre matar a mi madre", anunció en enero de 2015.
"Nunca comprenderé por qué pasó. Siempre me preguntaré: '¿Por qué?", asegura el futbolista, a quien aquel episodio forjó para los restos: "Yo, por supuesto, no me olvido, nunca podré olvidarlo. Esta experiencia sacudió por completo, me ha cambiado y dado forma a mi vida. Es un punto importante en mi biografía. Pero también veo esto como algo que me ha hecho fuerte. Estoy convencido de que los momentos más difíciles pueden hacer a un hombre fuerte".
"Desde entonces yo me guardaba todas las emociones y no podía dejarlas salir. Es difícil cuando tienes esos recuerdos en tu cabeza. Creo que el fútbol me ha ayudado a liberarme. El fútbol era mi primer amor. Gracias a Dios podemos sentarnos aquí y hablar de eso hoy", señala sobre su gran amigo el balón.
Su abuela fue imprescindible en su crecimiento... y su tío, en su pasión por el fútbol. "Mi abuela nos crió a mí y a mis hermanos. Y mi tío era un futbolista que militó en el FC Tirol Innsbruck y siempre creyó que yo era un buen jugador. Hubo uno o dos momentos en mi vida en los que había perdido la esperanza de llegar a ser un profesional, pero él me persuadió para continuar y se aseguró de que sigo creyendo en mí mismo", cuenta.
Ahora, el extremo está en Rusia. Nunca ha jugado un Mundial, aunque sí ha disputado dos Eurocopas. La aportación de Kuba ha sido importante en el pase de Polonia. "Sé que pase lo que pase, ya he visto lo peor", sentencia.