Creía el Niza en una remontada épica. Un giro de tuerca a lo establecido que le colara entre los mejores de Europa. Pero este Nápoles es fiero e inteligente como pocos; sabe jugar y volvió a demostrarlo una vez más. Por eso estará en el bombo de la Champions.
Los italianos dominaron el partido a su antojo. Tocaron el balón, cerrando cualquier posible reacción francesa y llegaron al ataque como ciclones. Ocasión tras ocasión, los de Sarri pudieron irse al descanso con una imponente victoria.
Pero Mertens, Insigne o Callejón decidieron darle vida a un Niza que se desató la soga gracias a Cardinale, el mejor futbolista de largo del equipo local. Y eso, precisamente, no es una buena señal.
El paso por vestuarios no cambió nada y Callejón sentenció el asunto en el 48. Jugadón del Nápoles, balón a Hamsik y servicio milimétrico del eslovaco. 'Calleti' sólo acomodó su pie derecho para romper cualquier ilusión francesa.
Los locales buscaron al menos un gol que alegrara a su gente, pero no hubo forma. Sí que lo encontró Insigne, casi al final, con un lanzamiento exquisito. El que catapultó al Nápoles a los grupos de la Champions. El que le dijo al Niza: "otra vez será".