Parecía que todo iba bien, hasta que Ramos y Messi terminaron de sortear el saque, el campo y se hicieron la foto con el árbitro. Los futbolistas de ambos equipos se dispusieron a sacar de centro.
Y así estuvieron, colocados, unos dos minutos. Porque el árbitro no pitaba. Y no pitaba. Y claro, algunos se empezaron a impacientar. "¿Para esto hemos calentado?", parecían preguntarse.
Carreritas, saltitos, algún estiramiento. Charlas de última hora entre compañeros. Y, tras unos dos minutos, Sánchez Martínez pitó, por fin, el inicio del encuentro.
O salieron muy pronto del túnel de vestuarios, o el saludo entre jugadores fue muy rápido, o el sorteo, fugaz. Sea como fuere, tocó esperar porque hubo exceso de puntualidad en el Bernabéu.