Cuando el conjunto local se disponía a sacar una falta, un aficionado saltó al terreno de juego con la intención de agredir al colegiado.
El hincha iba ataviado con ropa oscura y la cara tapada con una capucha, pero lo más sorprendente es que llevaba consigo una barra de hierro con la que pretendía pegar al árbitro.
Afortunadamente no hubo que lamentar daños, después de unos minutos, el espontáneo fue expulsado del campo y detenido posteriormente por la policía.