A menos de 12 horas para el inicio de la final de la Champions, el nombre de Bale sigue merodeando por todos los callejones de Cardiff. Las tertulias de bar, las cenas de ayer y los desayunos de hoy, todos habrán tenido como protagonista al galés.
Zidane sigue meditando si mantener a Isco o apostar por un jugador que acaba de volver de una lesión y que ya recayó la última vez que se presentó un dilema similar.
Pese a todo, Cardiff quiere ver a su héroe sobre el césped en el partido más importante del año. La cara del galés decora toda la ciudad, los patrocinadores le reclaman de forma sibilina y la presión mediática desde que se consiguió el pase a la final ha sido devastadora.
El técnico francés confía plenamente en Isco, pero no sabe cómo digerirá Bale una suplencia de este calibre. Por mucho que lo haya aceptado ante la prensa durante estos últimos días. Una prensa que tiene muy claro que el galés pedirá marcharse del Madrid si no es de la partida ante la Juventus.
"Si Bale no es titular, esa misma noche pedirá marcharse", afirmó Miguel Ángel Díaz en 'El Partidazo' hace algunas semanas. Ese pensamiento sigue en el ambiente del madridismo. Ya no solo se ha convertido en elegir al jugador que mejor esté para la final, que claramente es Isco, sino que se ha llevado el debate a las consecuencias de la propia decisión que tome Zidane.
Como ya pasara con Ancelotti, según contó el italiano en su último libro, el representante de Bale no es de lo que se esconden a la hora de presionar, tanto a técnico como a presidente. Ahora, ante el partido más importante en el escenario marcado para que Bale fuera el gran protagonista, el galés podría quedarse fuera. Isco es el favorito en las quinielas, pero le toca mover a Zidane...