España ya ha sacado del horno el pase a la final del Europeo Sub 21 después de un partido que fue de menos a mayor intensidad. La primera parte arrancó con dos llegadas sin aparante peligro para un Kepa que se hizo grande bajo los tres palos con una defensa casi infranqueable. Bernardeschi tuvo que bailar con Vallejo, Meré y un pulpo llamado Marcos Llorente. Donnarumma empezó a presagiar el vendaval que arrasó su portería cuando evitó un gol olímpico tras dos saques de esquina consecutivos de España.
Pellegrini encogió el corazón de Celades y de toda España cuando se quedó completamente sólo delante de Kepa en la mitad del primer tiempo, pero su disparo se estrelló en el portero del Athletic, que hizo de la portería un escondrijo casi secreto.
El tiempo del primer acto acabó con una Italia achicando un pase de la muerte de Deulofeu, que llegó tras un contragolpe de libro que inició Sandro y que no logró rematar gracias al despeje de Caldara. El partido no estaba en su punto.
Y apareció el vendaval de Saúl
La segunda parte comenzó con la misma timidez hasta que el teléfono volvió a sonar. Dani Ceballos se sacó una gran jugada de la chistera, encontró a Saúl en el balcón del área y no hubo perdón. Donnarumma tuvo que decir adiós a un esférico que se coló a media altura. Incontestable.
Bernadeschi puso sal para darle acidez al juego de España y al macador con un potente disparo que rebotó en la punta de la bota de Vallejo. El balón envenenado traspasó los guantes de Kepa, pero la cocina de España empezó a funcionar de nuevo, y la magia de Ceballos hacía enloquecer a Italia.
Saúl no había dicho la última palabra y la expulsión de Gagliardini avivó el temporal que caía sobre el arco italiano. El centrocampista no se lo pensó dos veces, armó la pierna y se sacó un potente disparo que quemó la escuadra de Donnarumma. La salsa quedó derramada cuando el 'hat trick' llegó a las botas del mejor jugador de la semifinal.
Marco Asensio fue el ayudante con una cabalgada por el flanco izquierdo, le colocó el balón medido y Saúl devoró por completo a Italia, sacando un plato de buen gusto con Alemania en el horizonte y en la final del próximo viernes.