No se jugaban nada. A lo sumo, ganar un puesto o dos, pero dependiendo de terceros. Así, tanto Leganés como Alavés afrontaron el partido con similar mentalidad, la de cerrar el año dando una buena imagen, y gracias.
Resultó, por tanto, un partido entretenido, entre dos equipos que juegan bien al fútbol, y que no tenían nada que perder. Las ocasiones se sucedieron en ambas áreas, pero entre el poco acierto de los delanteros, y el gran estado de forma de los porteros, el marcador apenas se movió.
Hubo que esperar a la segunda parte para que sucediera. Fue a balón parado, tras un córner a favor del Alavés. Se botó, pero quedó en nada. Desde casi el otro banderín, Feddal puso un nuevo centro al área y Krsticic lo cabeceó al fondo de las redes.
Gol y a remar contracorriente para el Leganés. Poco importaba. Las gradas ya estaban de fiesta. Llevaban así desde el pitido inicial. Pero Timor tenía reservada una sorpresa para la afición 'pepinera'.
Cuando parecía que el encuentro terminaría con una derrota para los de Garitano, el mediocentro valenciano se sacó un zurdazo de la chistera para batir a Pacheco por su escuadra derecha. Un golazo imparable que desató la euforia en las gradas.
Un empate que sabe a gloria, más por lo que significa que por el punto en sí para los 'pepineros'. El Alavés, invitado en la fiesta, se limitó a dejar pasar el tiempo. La Liga no es su objetivo, es ganar la Copa del Rey al Barcelona.