No fue el mejor día para Fernandes. El jugador de Botafogo intentaba robarle el balón a Sheik, futbolista de Ponte Preta, cuando se resbaló y cayó al suelo. La mala fortuna hizo que su rival le golpeara con su rodilla en la cabeza.
El jugador estuvo varios minutos tendido en el suelo mientras le atendían los servicios médicos. Finalmente consiguió recuperarse, pero el árbitro le sacó una tarjeta amarilla al entender que había arrollado a su rival.