Las bengalas encendidas por los radicales del Saint-Étienne provocaron tal humareda que el árbitro decidió que el partido comenzase con siete minutos de retraso.
Una pancarta con la palabra 'Odio' dio la bienvenida a un conjunto de Lyon que, no obstante, no tuvo problemas para tumbar al Saint-Étienne: 0-5.
Fekir anotó el quinto y su celebración a lo Messi caldeó los ánimos de tal manera que los hinchas saltaron al campo con intención de agredirle. El partido se volvió a parar.
Pese al 0-5 y con el crono parado en el 87, el encuentro se reanudó para que se jugaran los últimos instantes. La rivalidad existente desde hace 60 años, más a flor de piel que nunca.