Gerard Piqué parece haber cambiado su estrategia. El rapapolvo del Barça y las denuncias del Comité le han obligado a frenar su particular cruzada contra los árbitros.
Tras el polémico partido ante la Real, en el que los jugadores realistas protestaron por algunas deciciones que les habrían perjudicado, el central catalán apostó por mantenerse al margen.
"Dejemos el tema de los árbitros que está muy caliente. Soy partidario de que el fútbol se modernice y estoy convencido de que al final la tecnología acabará imponiéndose", explicó.
Además, el barcelonista se mostró convencido de poder ganar la Liga. "Estamos a dos puntos del Real Madrid aunque a ellos les queda un partido aplazado. Estamos convencidos de que podemos ganar esta Liga", añadió.