Los deportistas profesionales están desde 1986 sujetos al régimen general de la Seguridad Social, así que tienen los mismos derechos que cualquier otro trabajador. La ley no contempla que en cualquier caso la vida laboral de un deportista profesional tiene un límite y que tarde o temprano, lesionado o no, iba a dejar de jugar al fútbol. El resultado es que cuando los futbolistas superan la treintena y tienen alguna lesión, muchos intentan conseguir la pensión.
Un caso comentado hace algún tiempo fue el del ex futbolista de Espanyol, Eibar, Real Murcia, Athletic de Bilbao, Numancia y Xerez, Íñigo Vélez, que en su último año como profesional el Guadalajara le rechazó en un reconocimiento médico. "En la última temporada en el Xerez solo entrenaba el sábado por la mañana y jugaba el domingo", recuerda este delantero. Su cuerpo no podía más. Se retiró en 2013 tras cinco operaciones de rodilla y contaba que no podía ni jugar un 'partidillo' con sus amigos.
Por esta razón la Seguridad Social le concedió el 30 de mayo de 2014 una "incapacidad permanente total" por la que el ex jugador recibe unos 1800€ al mes. A pesar de que su futuro a nivel físico no es nada esperanzador y de que el final de su carrera deportiva ha sido prematuro y brusco, Vélez no se arrepiente. "Soy un afortunado. He vivido de mi pasión. Mis rodillas no me permiten más, pero ya he hecho todo el deporte que tenía que hacer".
Vélez es uno de tantos deportistas profesionales que reciben una pensión de la Seguridad Social. La mayoría tiene una "incapacidad permanente total". Es aquella que se da a quien por algún problema físico no puede dedicarse a su profesión habitual y tiene que cambiar de trabajo. Se supone que ganará menos y se le compensa. Por eso la invalidez es compatible con otro sueldo.
Existen curiosos casos, como el del ex barcelonista Amunike. A pesar de sufrir una grave lesión en la rodiila, y otra en el tendón de Aquiles, el nigeriano siguió jugando en diferentes ligas. En 2004 se retiró del fútbol a los 34 años cuando jugaba en el Al- Wihdat de Jordania. Viviendo ya en España, y estando en paro, Amunike pidió la incacidad, que en principio se le fue denegada, pero tras recurso se le fue concedida. Es decir, aunque se rompió la rodilla en 1997 y siguió jugando hasta 2002, la sentencia afirma que las secuelas de esa lesión "se revelan como incapacitantes en 2006". Esta prestación que recibe el nigeriano, de 2360 euros, la compatibiliza con sus trabajos como entrenador.
Otros casos conocidos son los del ex valencianista Francisco Camarasa, o el delantero tambien ex valencianista Álvaro Cervera. Sin embargo, el hasta hace pocos meses entrenador del Sporting de Gijón Abelardo, perdió la pensión incialmente ganada, por una lesión que se produjo en 2001. La sentencia decía que al haber seguido con la práctica deportiva posteriormente, su queja no podía atenderse.
Álvaro Benito, que se rompió la rodilla con solo 20 años por primera vez, se le reconoció el derecho a la prestación. La norma, según los expertos, encaja perfectamente en casos así, ya que Álvaro Benito, tenía una gran carrera por delante y la vio truncada por la lesión.
También el actual seleccionador español, Julen Lopetegui, está en la misma situación, y se beneficia de tal prestación. Se retiró en 2002 del Rayo Vallecano con 36 años, cuando era el portero de más edad de la Liga. La Seguridad Social le denegó la incapacidad en 2004. Lopetegui recurrió a la justicia y el 11 de septiembre de 2006, el Tribunal Superior de Madrid confirmó que tenía derecho a ella. Lopetegui emprendió años después una exitosa carrera como entrenador. Ha dirigido a la Selección Española Sub 21, al Oporto, y ahora es seleccionador de España. Todo ello mientras percibe la prestación.
Algunos casos, como el de Julio Pineda delantero que jugó en el Recreativo de Huelva entre otros clubes andaluces, llaman mucho la atención, por las contradicciones entre sentencias de distintos tribunales. En 2010, con 38 años y en el paro, alegó "pubalgia tras esfuerzo". La Seguridad Social le denegó la incapacidad "por no alcanzar las lesiones que padece un grado suficiente de disminución de su capacidad laboral para ser constitutiva de una incapacidad permanente". El 31 de enero de 2014, un juzgado de Cádiz dio la razón al futbolista.
¿Tiene sentido que con el dinero de las cotizaciones sociales se pague una pensión vitalicia a un deportista que de todas formas, con lesiones o sin ellas, iba a tener una carrera profesional limitada en el tiempo? Como en tantas otras cosas no todo es blanco o negro, depende de cada caso, de la situación del futbolista, y del prisma con el que se mire.