La historia de Baba Sule es conmovedora a la par que exitosa, aunque también llena de obstáculos. El ex futbolista ghanés tuvo que luchar a contracorriente con unas lesiones que hicieron que tuviera que colgar las botas en 2006.
Pero Baba Sule se negó a olvidarse completamente del fútbol y encontró su sitio en el Fuenlabrada, pues el club madrileño le abrió las puertas para convertirlo en el utillero del equipo y la felicidad no pudo ser mayor para un ex jugador que amó, ama y amará el fútbol.
En 1996, como recordó el diario 'AS', celebró su gran éxito cuando le marcó al mismísimo Julio César en la final del Mundial Sub 17 con la Selección de Ghana, que finalmente terminó ganando y alzando el título.
Baba Sule quiso probar en el fútbol español y llegó al Mallorca justo un año después, aunque una hepatitis hizo que su progresión se cortara por completo. Ahí fue el primer obstáculo que el ex jugador tuvo que sortear en su carrera... y no iba a ser el único.
En el Ourense, club al que se fue firmando la cesión, se rompió el cúbito y el radio. Sin embargo, Baba volvió a disputar el Mundial Sub 20 en el que marcó otros dos goles, pero Ghana finalizó en cuarta posición.
Ya en 1999, el Real Madrid apostó por su fútbol y fue fichado para competir en el filial blanco, pero no logró debutar y se fue al Leganés. Y las lesiones le perseguían.
"Me rompí los ligamentos en el primer partido de la temporada. Me recuperé y el día de la reaparición volví a destrozarme la rodilla. Fue muy duro para mí", contó. Su carrera deportiva acabó en 2006 cuando ya no aguantó las lesiones y se convirtió en el chófer de David de Gea.
En la actualidad, Baba Sule lleva años disfrutando del fútbol en el Fuenlabrada, aunque ya desde la barrera. En el club de Segunda División tiene uno de los trabajos más importantes y que siempre hace brilllar al Fuenlabrada.
Este ex futbolista trabaja con una sonrisa de oreja a oreja de utillero y es el encargado de que el vestuario del Fuenlabrada siempre quede impoluto tras cada partido, además de velar para que nada falte a ningún futbolista. La pasión por el fútbol inctacta, sea cual sea la función.