El City sonrió, un día más, en su Etihad. Lo hizo mostrando varias caras, pero todas ellas positivas para el inconformista Pep. Dominio implacable y mordiente arriba durante 90 minutos que dejó su mejor versión en la primera mitad. En los últimos compases el Arsenal soñó con la remontada, pero un gol ilegal de Gabriel Jesús hizo, paradójicamente, justicia.
El partido se sentenció a 15 minutos del final por un gol en fuera de juego, pero el fútbol le debía al City algo más que un 2-1. El cuadro de Pep salió a por los tres puntos desde el principio y lo hizo de la mejor manera: tocando con calma y enamorando a la grada. Ya hay algún que otro trazo 'skyblue' de aquel Barça de Pep que puso al mundo a sus pies.
Ese Barcelona lo comandaba un 'bajito' como Xavi. Este City navega al rumbo que dicta De Bruyne. Silva es el que marca los tiempos y Fernandinho el que organiza. El centro del campo funcionó a la perfección. Tres engranajes que encajaron todos sus dientes para morder al Arsenal en todo momento.
Con la picaresca de un Agüero en racha y el trabajo de Sané, sólo faltó que Sterling tuviera la puntería más afinada. El inglés desentonó en el ataque 'skyblue' a la hora de tomar las últimas decisiones y ello, complementado con el estado celestial de Cech durante varias etapas del choque, provocó que el descanso llegara con sólo un 1-0 gracias a un disparo cruzado de De Bruyne. La pasividad del Arsenal, que rozó el empate con un disparo de Ramsey desde dentro del área repelido por Ederson, no mereció ser premiada.
Genialidad y polémica
El City siguió dominando y mereciendo los tres puntos durante la segunda mitad. Pronto abrió la brecha Agüero al transformar un penalti de Monreal sobre Sterling. El 2-0 mató el partido hasta la salida de Lacazette, que fue el único que pudo animar a los aficionados 'gunners' presentes en el Etihad.
Ante un Özil desaparecido y un Alexis que sigue con la cabeza en otro equipo, el ex del Lyon recortó distancias 10 minutos después de saltar al campo tras un gran pase de Ramsey, uno de los únicos que se salvaron en el cuadro de Wenger.
Poco le duró la alegría al equipo londinense cuando Gabriel Jesús empujaba un pase de la muerte, sin oposición, al fondo de las mallas de la portería defendida por Cech. Le asistió un Silva que recibió en fuera de juego. No debió subir al marcador. De hecho, varios defensores del Arsenal protestaban milésimas de segundo antes de que el brasileño sentenciara.
Le paró los pies al Arsenal aquel gol, pero no pareció cambiar el devenir del partido. El City se calmó y dejó pasar el tiempo, con posesiones estériles a partir de ahí, pero el Arsenal, fundido tras una primera parte horrible para ellos, tampoco tenía alma para hacer nada más. Ni los hombres de Wenger, ni por ahora nadie, han podido ser obstáculos para el gigante.