Además de ser quien más brilla, una estrella también debe servir como guía cuando la confusión arremete contra todo un equipo. Desesperado el Sevilla por tres disparos estrellados contra los palos que defendió Sergio Álvarez y sin posibilidad de conseguir el desempate pese a jugar con uno más por la expulsión del 'Tucu', apareció Nasri para hacer desaparecer los nervios en la capital andaluza.
No había margen de error. Una presión incómoda aplastaba el Pizjuán desde antes de ponerse el sol y su afición lo sabía. En frente, un Celta que no se jugaba nada, pero que juega a todo. Un rival correoso que, si algo requiere, es de paciencia... algo que, precisamente, le faltó al Sevilla.
Intercambio de golpes y aroma a fútbol de Premier, así se presentó el choque desde sus inicios. Más posesión para el Sevilla, más efectividad para sus rivales. Pero Sampaoli pedía más y más desde su banda y la intensidad en los suyos fue aumentando en cuanto se cumplió la primera media hora. De menos a más.
Sisto fue el primero en rozar el gol con una rosca endiablada desde el pico del área en una ocasión que replicó Iborra en la siguiente jugada con un cabezazo al poste. Jovetic también estuvo cerca de desatar la euforia en el Pizjuán al borde del descanso pero le faltaron unos centímetros a la meta para cantar gol.
La tecla estaba en el banquillo
Ni el buen partido de un Ganso que cada día se parece más a ese jugador por el que apostó el Sevilla, ni la actuación soberbia de Correa, que puso el 1-0 tras sortear a varios defensas rivales en la frontal y fusilar con fuerza, servían para dominar por completo, pero Sampaoli dio con la tecla.
El billete hacia los tres puntos estaba en el banquillo. Un penalti de Lenglet a Guidetti que convirtió Aspas forzó a Sampaoli a darle una nueva cara a su equipo y lo logró con las entradas de Ben Yedder y, sobre todo, de Nasri. Entre tanto, y con el 1-1 en el luminoso, 'Tucu' fue expulsado por doble cartulina.
Con media hora por delante, ante 10 jugadores y Nasri tocado por una varita, el Sevilla tomó la iniciativa, aunque la suerte le seguía siendo esquiva. Dos largueros en poco más de cinco minutos, uno de Escudero y otro de Nasri. Wass avisó desde la frontal pero fue ahí cuando surgió la figura del francés.
Encarando de manera magistral desde banda izquierda, el ex del City le sirvió en bandeja el gol a Ben Yedder tras un gran desmarque, dejándole a un metro de la portería. Pase de la muerte que mató el partido, no sin antes sufrir Sampaoli varios sustos por las subidas de un Celta sin nada que perder. Pero para presumir de tres puntos hacía falta sufrir y el Sevilla sufrió y ya luce 68 puntos, los mismos que el Atlético de Madrid.