El empate, visto lo visto, no es tan mal resultado. Otra cosa es que sea merecido. Porque el Östersunds jugó como los ángeles, mimando el balón y haciendo pequeño, muy pequeño al Athletic.
Eso sí, comenzaron los rojiblancos, ganando el partido. Un error clamoroso de Keita, el portero local, permitió el robo de Córdoba, quien forzó el rebote del balón y Aduriz culminó la jugada a placer.
Sin embargo, el Athletic no supo aprovecharse de ese fallo. El Östersunds quedó tocado, y los de Ziganda no lo aprovecharon. Los suecos se reafirmaron y volvieron a dominar sin dar opción al Athletic.
De hecho, de no ser por Herrerín, el resultado podría haber sido muy distinto. Pero el cancerbero del Athletic hoy estuvo especialmente inspirado, salvo en la jugada del gol del empate.
Porque si el gol del Athletic fue por un error del arquero rival, el 1-1 llegó de forma parecida. Un disparo desde la frontal que Herrerín no atrapó lo despejó Laporte a Gero, y el futbolista del Östersunds marcó casi sin pretenderlo.
El Athletic se vino abajo. El Östersunds pasó a dominar completamente el partido. La palabra que mejor lo define es 'anulado'. El Athletic perdió la fe del todo cuando Edward, en su enésimo intento desde la frontal, marcó el 2-1.
No fue a más el castigo porque de nuevo Herrerín se creció. Ziganda, viendo la sangría que estaba siendo el partido, metió a Beñat y Williams, y quizá por los cambios, quizá por orgullo, el Atheltic creció.
El Östersunds empezó a temer el empate, y se replegó en la recta final. El buen juego sueco dejó paso al fútbol del Athletic. Susaeta se echó el equipo a la espalda y en diez minutos, entre él y Williams salvaron al equipo, gracias al quizá único despiste defensivo de los suecos.
Un empate inmerecido, pero bienvenido a la vista del desastroso partido que ha jugado el Athletic. La mala noticia es que el Zorya ganó al Hertha, y deja el pase a los dieciseisavos al rojo vivo.