Cuando el Barcelona fichó a Luis Suárez hace tres veranos por 80 millones de euros, hubo quien se preguntó si el desembolso no había sido exagerado.
Suárez tenía por aquel entonces 27 años, y venía de marcar 31 goles y dar 12 asistencias en 33 partidos de Premier con el Liverpool. Una soberana barbaridad, otra más de su extenso historial de 'killer'.
Hoy ha llegado el Chelsea y ha pagado los mismos 80 millones por Álvaro Morata. No es por desmerecer al delantero madrileño, uno de los mejores '9' del momento y con bastante futuro por delante, pero las comparaciones son odiosas.
Morata ha tenido un par de temporadas buenas en su carrera. Las mejores quizá sean las que ha pasado lejos de Madrid, curiosamente. Tanto fue así, que los blancos le repescaron por 10 millones, sólo para convertirle en el suplente de Benzema.
Ahora, tras una temporada discreta, fruto de su trabajo como gregario del galo, fruto de jugar como delantero centro un equipo que no hace un uso habitual de ese jugador, se va a la Premier por una millonada.
El mercado está hinchadísimo, y la burbuja lleva demasiado tiempo amenazando con explotar. Pero, hasta que suceda, se seguirán pagando cantidades astronómicas por futbolistas que valen, pero nunca tanto.