El Real Madrid es uno de esos equipos tan imprevisibles como excelentes. Capaz de mostrar caras distintas en cuestión de días. Capaz de convertir Riazor en Disneyland y el Bernabéu en una casa del terror. De esas que pasas tanto miedo para acabar riéndote en casa con la experiencia.
Ante el Valencia, la película volvió a ser tragicómica. El disparo de Santi Mina al palo en el primer minuto de partido fue un claro aviso para activar las piernas. Fue reaccionando el Madrid, pero sin la alegría mostrada con los Isco y Asensio en el campo. Sí estaba James, y fue de los más activos. Unos tienen ganas y otros guardan gas para citas venideras.
Bastó con eso para mandar al descanso. Enésimo buen centro de Carvajal que aprovechó Cristiano, como no, haciendo de 'nueve' por mucho que no quiera. La ventaja permitió a los de Zidane contemporizar y llegar a vestuarios sin ceder ocasiones, pero también sin generarlas.
Insitió Zidane en solventar la papeleta lo antes posible. Los peligros del 1-0 son inescrutables, incluso cuando la apariencia de dominio era como la del partido del Bernabéu. Apretó el Madrid, y tuvo ocasiones de sobra para liquidar a un Valencia perdido pero sólido. Benzema la estrelló en el palo y el rechace acabó en un penaltito de Parejo sobre Modric.
Aseguró Cristiano, pero con Alves no hay seguro que valga. Volvió a ganarle la partida el brasileño, 'parapenaltis' por excelencia en la historia de la Liga, bestia negra para un Cristiano al que casi ni le sorprendió que se lo detuviera. 3 de los 4 que le ha lanzado, acabaron en las manos del valencianista.
La Liga, en llamas
Pasó el agobio y con él los minutos. El 1-0 seguía campando en el marcador y el Bernabéu mascaba la tragedia. Más por historia que por sensaciones. Es muy de complicarse estos partidos el conjunto blanco. Dicho y hecho. Llegó Parejo para convertir una falta absurda de Casemiro en una obra de arte. Balón a la escuadra, nada que hacer para Keylor.
La Liga estaba en llamas. Sonó el cuerno de guerra en el Bernabéu y de repente se supo. El Madrid iba a remontar ese partido. Es como uno de esos cuentos que en cuanto llegan problemas, sabes que todo terminará bien. Tal cual...
Se fue Ramos a por su gloria, pero Marcelo tenía una cuenta pendiente con el madridismo tras el 'Clásico'. Recogió un balón suelto y convirtió su pierna mala en el estilete definitivo. Disparo ajustado y gol. Las aguas, a su cauce y el Madrid, tras saborear su propia sangre, de nuevo en el liderato.
Un ejercicio de masoquismo innecesario ante un rival bien plantado que no inquietó demasiado. Todo, en la previa de una eliminatoria de Champions que promete chispas. Ahora, la presión es para Cornellà. Mueve ficha el Barça.