Los escudos de Israel e Irlanda, o cuando la creatividad falla

Las cosas como son. Ser original en el mundo del fútbol es muy, muy complicado. Un deporte te constriñe a ciertos aspectos repetitivos: el balón, el campo, los jugadores...

Otras federaciones optan por matener sus escudos más clásicos. Es el caso de Alemania, España, Francia, Inglaterra...

Podemos decir que hay como dos tipos de federaciones. Por un lado, las clásicas y arraigaadas, y por el otro, las de países menos importantes que recurren al impacto visual para hacerse reconocibles.

Así, con balones de por medio tenemos a Bulgaria, Bielorrusia, Andorra, Azerbaiyán, Irlanda, Polonia, Rumanía, Armenia... Y eso, sólo en Europa.

Tenemos el caso de la Federación Polaca y la Bielorrusa, por ejemplo. El balón es protagonista, un balón estilizado y con los colores nacionales. Se diferencian en éstos, y en que el balón polaco es más estilizado y orgánico, mientras que el bielorruso es más geométrico.

El esquema más repetido es el de escudo de armas con un balón en su interior. Los vemos de forma redonda (Bulgaria, Rumanía), de estilo medieval (Albania), o innovaciones heráldicas más modernas (como el caso que tratamos aquí, Irlanda, Israel y, como artista invitado, Macedonia).

Porque esas tres federaciones tiene prácticamente el mismo escudo, cambiando los colores y algunos detalles. Comparten forma, contenido y disposición de los elementos.

El más diferenciado es el de la Antigua República Yugoslava de Macedonia, pues su balón dista del esquemático de sus otros hermanos bastardos. Además, la nota de color que atraviesa el escudo es horizontal.

Pero en Irlanda e Israel, las similitudes son sonrojantes. Prácticamente la misma forma, salvo por una dentellada que tiene el israelí en su esquina superior izquierda, balón con formas curvas y orgánicas, y nota de color en el escudo en diagonal, aunque en el irlandés sea simétrica.

Ambas selecciones actualizaron sus escudos hace relativamente poco, modernizando sus antiguos emblemas, más clásicos, buscando adecuarlos al Siglo XXI.

El problema fue que parece que lo dejaron en manos del mismo estudio y éste no tenía ganas de trabajar. Las dos federaciones conocen el escudo de la otra, y ninguna ha decidido dar marcha atrás. Por aquello del qué dirán, ya saben.

 Así que así seguiremos, hasta que la tendencia dicte que toca actualizarlo de nuevo, mientras Alemania, España o Inglaterra seguirán, 'per secula seculorum' con sus tradicionales e imperecederos escudos.